Receta de cabrito con frejoles: paso a paso para un plato tradicional
Disfruta de un delicioso cabrito con frejoles: una joya culinaria peruana
El cabrito con frejoles es uno de esos platos que representan la riqueza gastronómica del Perú, especialmente en la sierra y en regiones donde la tradición ganadera y agrícola se combinan para crear sabores auténticos y memorables. Este platillo, que fusiona la suavidad y jugosidad del cabrito con la textura cremosa y nutritiva de los frejoles, se ha ganado un lugar especial en la mesa peruana, siendo un símbolo de festividades y reuniones familiares.
Si estás buscando preparar un plato tradicional que capture la esencia del campo peruano, este guiso es la opción ideal. A continuación, te guiaremos paso a paso para que puedas lograr un resultado espectacular, con consejos y detalles que harán que tu preparación sea un éxito rotundo.
Ingredientes esenciales para un guiso de cabrito con frejoles
Antes de comenzar con la preparación, es fundamental contar con ingredientes frescos y de calidad para garantizar el sabor auténtico. Para esta receta tradicional, necesitarás:
- Cabrito trozado, preferiblemente de crianza local, limpio y sin exceso de grasa.
- Frejoles secos (pueden ser frejoles canarios o frejoles pallares), previamente remojados para facilitar su cocción.
- Cebolla roja
- Ajo molido o picado.
- Ají amarillo
- Tomate
- Hierbas aromáticas
- Sal y pimienta
- Aceite vegetal
- Caldo de carne
Preparación paso a paso del cabrito con frejoles
La clave para un guiso de cabrito con frejoles exquisito está en la paciencia y el cuidado en cada etapa de la cocción. No es un plato que se prepare a la rápida; requiere tiempo para que los sabores se integren y la carne quede tierna.
Primer paso: comienza lavando bien los trozos de cabrito. Luego, en una olla grande, sofríe la cebolla roja picada con el ajo molido en un poco de aceite o manteca hasta que estén transparentes y fragantes. Es importante que el fuego esté medio para que no se quemen y aporten un sabor dulce al guiso.
Segundo paso: añade el ají amarillo molido y el tomate triturado. Cocina esta mezcla hasta que el tomate reduzca y se forme una salsa espesa, lo que puede tomar alrededor de 10 a 15 minutos. Este sofrito será la base de nuestro plato, por eso hay que prestarle atención para que quede bien concentrado y sabroso.
Tercer paso: incorpora los trozos de cabrito al sofrito y mezcla bien para que se impregnen con la salsa. Sazona con sal, pimienta y las hierbas aromáticas elegidas. Luego, añade los frejoles remojados y escurridos, junto con suficiente caldo de carne o agua para cubrir los ingredientes.
En este punto, es fundamental cocinar a fuego lento y con la olla tapada. La cocción lenta permitirá que la carne se ablande y los frejoles se cocinen hasta quedar suaves pero enteros, sin deshacerse por completo. Dependiendo del tipo de frejol y la calidad del cabrito, este proceso puede durar entre una hora y media a dos horas.
Durante la cocción, revisa ocasionalmente y añade más líquido si es necesario para evitar que el guiso se pegue o se queme. El objetivo es obtener un caldo espeso, sabroso y bien integrado.
Consejos para realzar el sabor del plato tradicional
Para lograr un resultado auténtico y delicioso, considera estos detalles adicionales:
- Marinar el cabrito con anticipación en ajo, sal, pimienta y un poco de vinagre o jugo de limón para intensificar el sabor.
- Utilizar frejoles frescos o recién remojados para evitar que el guiso quede con textura dura o poco agradable.
- Agregar un toque de ají panca molido si prefieres un sabor más ahumado y profundo.
- Servir acompañado de arroz blanco
- Un chorrito de limón al momento de servir puede realzar los sabores y aportar frescura.
Variantes y acompañamientos típicos para complementar el plato
En las distintas regiones del Perú, este plato puede tener ligeras variaciones que reflejan la diversidad cultural y gastronómica del país. Algunas familias prefieren añadir papas amarillas o camote para hacer el guiso más contundente. Otros incorporan un toque de cerveza o chicha de jora durante la cocción para darle un sabor más profundo y tradicional.
Para acompañar este plato, además del clásico arroz blanco, es común encontrar ensaladas frescas de cebolla, tomate y cilantro, que aportan un contraste refrescante. También se puede servir con una porción de yuca sancochada o plátano frito, opciones que complementan muy bien la riqueza del cabrito y los frejoles.
La importancia cultural del cabrito con frejoles en la gastronomía peruana
Este plato no es solo una opción culinaria; es un reflejo de la historia y tradiciones de muchas comunidades peruanas. El cabrito, por su parte, representa la crianza familiar y el trabajo del campo, mientras que los frejoles simbolizan la agricultura ancestral que ha alimentado a generaciones.
En festividades y celebraciones especiales, compartir un guiso así es sinónimo de unión, hospitalidad y respeto por las raíces. Además, es una excelente forma de preservar técnicas culinarias tradicionales que se han transmitido de padres a hijos durante siglos.
Recomendaciones para comprar y preparar cabrito de calidad
Si decides preparar este platillo en casa, es fundamental seleccionar un cabrito fresco y de buena procedencia. En el Perú, muchos mercados y chacras ofrecen carne de cabrito que proviene de crianza orgánica y responsable, lo que garantiza un producto más tierno y sabroso.
Al comprar, verifica que la carne tenga un color rosado claro, sin manchas oscuras ni olores desagradables. La frescura es clave para que el guiso tenga un sabor óptimo y la textura ideal.
Antes de iniciar la cocción, limpia bien la carne y retira excesos de grasa o piel para evitar que el plato quede demasiado pesado. Algunos cocineros recomiendan escaldar los trozos de cabrito en agua caliente durante unos minutos para eliminar impurezas y suavizar la carne.
Un platillo para compartir y disfrutar en familia
Preparar esta receta tradicional peruana es una experiencia que invita a la convivencia y al disfrute de sabores auténticos. Al servir un guiso de cabrito con frejoles, no solo ofreces un alimento delicioso, sino también un pedazo de cultura y tradición que une a las personas alrededor de la mesa.
Si te animas a probar esta preparación, recuerda que la paciencia y el amor en la cocina son ingredientes indispensables para lograr un plato que deleite a todos tus comensales. ¡Buen provecho!

